13 Mar Rotura del Ligamento Cruzado Anterior ¿Debo operarme?
La rotura del LCA es una lesión común en deportistas pero que también está presente en pacientes fuera del ámbito deportivo. Por ello, el tratamiento puede realizarse mediante cirugía o no y la fisioterapia tiene vital importancia en ambos casos.
Atletas, futbolistas, esquiadores… Para los deportistas en general la rotura del LCA no es una desconocida, esta lesión es muy común en deportes de contacto -aunque éstos suponen la causa de dicha lesión sólo en el 30% de los casos- y la probabilidad de padecerla es superior en mujeres que en hombres.
¿Qué es el ligamento cruzado anterior (LCA)?
El ligamento cruzado anterior es un pequeño ligamento situado en el interior de la rodilla y que tiene gran importancia funcional; evita el desplazamiento del fémur hacia adelante y estabiliza la rodilla cuando ésta rota.
¿Cuáles son las causas de la rotura del ligamento cruzado anterior?
El LCA puede dañarse o romperse por diversos motivos, pero en su mayoría éstos se originan en la práctica deportiva o recreacional. Algunas de las causas más comunes suceden al:
- Girar la rodilla con el pie fijo
- Parar de correr o cambiar el peso de una pierna a otra de forma repentina
- Caer con las rodillas totalmente extendidas (por ejemplo tras un gran salto)
- Recibir un golpe en la rodilla
Los primeros síntomas que indican una rotura del LCA van desde el dolor y la hinchazón inmediata de la rodilla hasta la imposibilidad de andar, ya que la rodilla cede al intentar cargar el peso del cuerpo sobre ella. Una punción de la rodilla que revele sangre en la articulación es, generalmente, indicativa de dicha rotura.
Tratamiento en la rotura del ligamento cruzado anterior
Aunque cabe destacar que en la mayoría de roturas del LCA la cirugía es la única forma de reparar la rotura, existen casos en que este proceso se puede evitar con un cambio de hábitos, especialmente en lo que se refiere a la actividad física del paciente.
La decisión de tratar esta lesión mediante un proceso quirúrgico o no, vendrá determinada por factores como la edad o la actividad del paciente (si es deportista o no) o la sintomatología. Se suele intervenir, de forma automática, a aquellos pacientes jóvenes (hasta 40-45 años) que presentan una rotura de la LCA grave y que no podrían volver a su rutina habitual con un LCA dañado. Además, la operación se recomienda -especialmente en estos casos- porque en numerosas ocasiones un LCA roto que no se ha intervenido muestra signos degenerativos con el paso del tiempo.
Tanto en tratamientos quirúrgicos como sin cirugía, el papel del fisioterapeuta es de vital importancia:
- En el caso de un paciente al que el traumatólogo recomienda no operar, el fisioterapeuta suele prepararle un programa de rehabilitación centrado en potenciar los músculos de la rodilla (cuádriceps), las movilizaciones de la misma y también ejercicios de propiocepción. El tratamiento sin cirugía está indicado para pacientes que pueden volver a su actividad diaria habitual, aunque con ciertas limitaciones.
Para un caso de tratamiento con cirugía, el papel del fisioterapeuta es igualmente importante tanto en la fase previa a la operación como en la fase posterior:
- En la fase previa de la operación su objetivo es reducir la inflamación, aumentar el rango de movimientos y fortalecer los cuádriceps, lo que supone mejores resultados en la intervención.
- Durante la fase posterior, el papel del fisioterapeuta es el de guiar la recuperación del paciente, aportándole consejos útiles como cómo cargar el peso progresivamente o cómo usar adecuadamente la férula que limita los movimientos de la rodilla. También será el encargado de aplicar frío en la inflamación y de llevar a cabo un plan de ejercicios para aumentar la movilidad y la fuerza de forma progresiva durante las semanas posteriores a la intervención.
La fisioterapia supone, en ambos casos, el grueso del proceso de tratamiento de la rotura de LCA, pero también es de gran utilidad para prevenir dicha lesión, especialmente mediante ejercicios de propiocepción y de fortalecimiento de los muslos que deberían integrarse en la rutina de entrenamiento de cualquier modalidad deportiva.
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