El Plasma Rico en Plaquetas, también conocido como (PRP) por sus siglas, es un material biológico autólogo, és decir, donante y receptor son el mismo individuo, por lo que el riesgo de sufrir reacciones inmunes o la transmisión de enfermedades es mínimo.
Se obtiene mediante la extracción de una muestra de sangre del propio paciente que posteriormente se somete a un proceso de centrifugado con el objetivo de separar sus componentes. Una parte de este centrifugado contiene el plasma rico en plaquetas, células que intervienen en el proceso de coagulación.
Durante este proceso las plaquetas liberan una gran cantidad de sustancias ricas en “factores de crecimiento” que producen un efecto antiinflamatorio y favorecen la regeneración tisular.
Tratamiento
En cada sesión extraemos una muestra de sangre que centrifugamos para obtener el plasma rico en plaquetas e inyectamos en la zona a tratar.
El tratamiento suele constar de 3 infiltraciones en sesiones semanales o quincenales en función de la lesión, la localización y el protocolo a seguir. No requiere hospitalización ni anestesia y el tiempo estimado por sesión no acostumbra a superar la ½ hora.
Aplicaciones del PRP
Los factores de crecimiento están especialmente indicados para el tratamiento de afecciones tendinosas, articulaciones con artrosis y otras lesiones del sistema músculo esquelético ( ligamentos, articulaciones y músculos) ya sean agudas o crónicas.
Algunos ejemplos de patologías que podemos tratar con plasma rico en plaquetas son:
- Rodilla: Condropatía fémoro-patelar o fémoro-tibial, artrosis, esguinces de ligamento, tendinitis, entesitis.
- Tobillo/pie: Lesiones condrales en cúpula astragalina, tendón de Aquiles, fascia plantar, talalgia y esguinces de ligamento.
- Espalda, muñeca, cadera
También tiene su utilidad en determinadas lesiones articulares que afectan al cartílago, como la condromalacia o condropatía.