Mantener el equilibrio

Mantener el equilibrio

Hemos crecido jugando a la pata coja o realizando ejercicios de concentración para mantener el equilibrio, pero lo que en un inicio puede parecer un juego de niños, en realidad refleja el importante papel que tienen nuestros pies como eje del equilibrio de nuestro cuerpo. Mantener los pies en el suelo es tan importante como, por ejemplo, la distancia que hay entre ambos. Cuanto más juntos están más fácil es caer.

Nuestro pie es una estructura inestable formado por un gran número de articulaciones y músculos pequeños, que nos permiten avanzar. Cuando caminos o corremos, la superficie de sustentación se concentra y alterna entre uno u otro pie en función de nuestros pasos.  De manera que nuestro equilibrio depende  de la estabilidad de éste en el suelo y de la relación con la pierna y el tronco. Para conseguir esta estabilidad el pie va a tener que luchar por mantener su propio equilibrio, que es igual que mantener el centro de gravedad dentro de nuestra base de sustentación, y coordinarse con toda la musculatura del pie, de la pierna, de la cadera y de la espalada.

Cuando nos apoyamos sobre un solo pie, nuestros dedos se engarran y estiran alternativamente según la acción de nuestra musculatura (tanto del  propio pie como de la pierna);  nuestro pie oscila dentro a fuera (prono-supinación) y la musculatura de la pierna (tibiales, extensores, peroneos, etc.)  acompaña o estabiliza esta oscilación. Igual que la musculatura del muslo (vasto interno, vasto externo, sartorio, etc.). De esta forma, lo que en el pie es  una pequeña oscilación, muchas veces casi imperceptible, a medida que incrementa el movimiento, se puede traducir en importantes rotaciones de  cadera y amplias oscilaciones de tronco y acabar por romper el equilibrio de nuestro cuerpo.

Confiamos que estas reflexiones extraídas a partir de un artículo escrito para el Instituto y Laboratorio Andaluz de Biomecánica por el Dr. Eduardo  Sánchez Osorio, especialista en biomecánica del aparato locomotor y ergodinámica, os haya sido de utilidad. Nunca antes el equilibrio había sido tan  importante.